Muchas vueltas estamos dando a lo que nos puede ofrecer el periodismo en un futuro, pero existe un hecho indudable: las nuevas generaciones van a tener mucho que aportar a esta tan denostada profesión. En su constancia, sacrificio y, sobretodo, integridad se basará su supervivencia. Si lo leemos en un periódico tradicional o lo hacemos en una tablet o el dispositivo de turno que exista de aquí a unos años, vía Internet, ya es lo de menos. Lo mismo podemos decir de la televisión y de la radio. Por eso es una alegría ver publicado un libro como “La fiesta del tubérculo” (Anorak Ediciones, 2014), escrito por el joven periodista aragonés Juanma Fernández, que en estos momentos deja su firma en ABC. La obra es una recopilación de las columnas que ha publicado en Heraldo de Aragón y madrilanea.com entre 2011 y 2014, redactados con la pasión, fuerza, convicción, incluso ingenuidad, que sólo un escritor de 25 años puede plasmar. Mira de reojo mucho al pasado, pero no esperen encontrar una mirada nostálgica. “La memoria es una trampa, pero nos hace sobrevivir. Me interesa mucho más hablar de la identidad porque no hay que olvidar las raíces. No sé si el periodismo será mejor o peor ahora, pero no quiero perder esa visión”.
En sus textos no pretende convertirse en el abanderado de ninguna causa, pero sí es palpable que la complicada situación actual ha hecho mella en su generación. “Tengo esperanzas en que la crisis nos traiga algo justo políticamente. Nos estamos encaminando al modelo norteamericano, con menos garantías sociales y más injusto, pero creo que la ciudadanía se está volviendo más solidaria: vive los dramas de los demás de otra manera. Lo que no me gusta es que en ocasiones se apele a sentimientos de populismo barato, ni al espectáculo, al drama y al morbo. Prefiero la discreción. Cuando nació el 15-M lo viví con mucho entusiasmo, aunque luego decayó viendo algunos caminos que tomaba. Cuando una manifestación se convierte en algo institucional, pierde su fuerza. Es más productivo que la gente acuda a votar, que lo haga con cabeza y que luego exija lo que se ha prometido . Por ejemplo, en Madrid, la población ya se ha acostumbrado a las manifestaciones, muchas que tienen mucha razón en sus reivindicaciones, pero la gente ya ni las mira”.
Pero no sólo de política vive este plumilla. La cultura popular está muy presente en sus 144 páginas. “Es que no se puede perder de vista lo que a la gente le gusta. Intento aprovechar esos cauces para explicar ideas que me interesan mucho más. No puedes decir al lector todo lo que quiere leer, porque si no le estás traicionando. Como columnista y periodista debo ser honesto, aunque haya que defraudarlo. No me importa que me insulten por estos motivos”.
Los textos están ordenados cronológicamente y es interesante que se dispongan así porque de esta manera se puede ver la clara evolución que ha sufrido Fernández en estos años. “La primera vez que escribí una columna en el Heraldo de Aragón tenía 22 años. Es un periódico muy importante y sentía una responsabilidad y miedo. Con el tiempo he aprendido a disfrutar y a soltarme con los temas. Además, en tres años me he instruido mucho viviendo en Madrid y trabajando para ABC. Me interesa mucho la claridad en los textos. Sin ser simple, aspiro a que todo el mundo los entienda para poder generar un debate”.
Al hablar con él, su pasión por el periodismo se delata. Es un placer escuchar sus teorías de los entresijos de este mundillo y su amor por las entrevistas, pero más satisface saber que tiene los pies en el suelo, muy bien plantados. “Un día acudí a cubrir una rueda de prensa de Mariano Rajoy en la Moncloa y tres horas después estaba en mi casa comiéndome unas pechugas. Eso es el periodismo: no quedarte a comer con los políticos. Tenemos que ser la correa del poder”. Jaime Oriz
Esta entrevista fue publicada originalmente en la revista Mondo Sonoro Aragón.