Crónica de Greg Dulli. La Casa del Loco. 11/11/2010

En un tiempo en que las salas de conciertos de medio aforo son una especie en peligro de extinción en Zaragoza, es una buena noticia que La Casa del Loco celebre sus 13 años de vida. Por su escenario han pasado cientos de bandas, algunas que con el tiempo se han hecho muy grandes. Felicidades. Para la ocasión, como no podía ser menos, se programó un concierto a la altura de las circunstancias.

Después de haber ofrecido seis conciertos en acústico por todo el país, Greg Dulli llegó a Zaragoza para cerrar la gira y hacer un repaso de casi toda su discografía al frente de The Afghan Whigs, The Twilight Singers (de los que adelantó un par de nuevos temas de su inminente nuevo disco) y The Gutter Twins (junto su amigo Mark Lanegan). Debo reconocer que me hubiera gustado más que hubiese ofrecido un show con banda al completo para reflejar la intensidad de la que hacen gala sus trabajos, cargados de rock sudoroso con reminiscencias a la música negra, pero el resultado final no desmereció en absoluto e, incluso, algunas de las composiciones salió reforzada. Dulli, a la guitarra y al piano, estuvo todo el concierto acompañado por un segundo guitarrista y un multiinstrumentista encargado del chelo y del violín, que lejos de recargar las canciones, les dio mayor profundidad y belleza.

En la primera parte del recital, Dulli se centró en sus últimos trabajos al frente de los Twilight Singers (St. Gregory, Bonnie Brae) y su colaboración con Lanegan (God’s children), incluyendo las excelentes versiones que viene realizando desde hace un tiempo de John Coltrane (A love supreme) y de Marvin Gaye (Please Stay). Su época al frente de los Afghan Whigs no apareció hasta la mitad del recital,  aunque sólo rescató canciones de tres de sus álbumes. De Congregation interpretó Let me lie to you y de Gentlemen, If I were going. Uno de los momentos ágidos de la noche llegó cuando interpretó de una manera pletórica Summer’s kiss, de Black love, desplegando todo ese chorro de voz que le caracteriza. La única pega fue que nos quitó la posibilidad de escuchar ningún tema del mítico 1965.

El formato acústico desplegó toda su efectividad en los bises, cuando ofrecieron una impresionante interpretación de Candy cane crawl con Dulli al piano, que hizo callar a toda la sala, una versión de Down the line (de José González) y una preciosa Twilite kid, con la que cerraron una noche perfecta para celebrar un aniversario.

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